La madura fue mi puta esa noche
Era mediados de julio me gustan las maduras, en breve cumpliría los 23 años. Estaba recibiendo formación en Rota y mi residencia habitual la establecí en un apartamento al final de la Avd. La Paz de Valdelagrana en el Puerto de Santa María, para los que conozcan la zona, es la esquina con el paseo marítimo.
El viernes 18 sobre las seis de la tarde, llegaba a portal y una pareja también accedía al edificio, en ese momento, dejé que entrasen y les seguí hasta el ascensor, pasamos los tres y pregunté:
-Perdón ¿a qué piso suben?
-Al quinto, por favor. Contesto el señor.
No hablamos más aunque me miraron cuando yo no pulsaba otro número, por una razón iba a ser su vecino, en el quinto. Observé a ambos, sobre los 35/40 años, el alto y fuerte, con un poco de tripa y calvo, ella, una mujer de pelo rubio muy corto, alta, caderas anchas y buen pecho, una buena hembra con curvas. Llegamos a la planta, bajamos los tres, nos despedimos y me fui a mi entrada, pasé a casa.
Me cambie y bajé a darme un chapuzón en la piscina, pasaron como cuarenta minutos y les vt llegar, ella con biquini y pareo y el con un bañador largo.
Nos saludamos y se colocaron muy cerca de donde estaba, había como cuarenta personas disfrutando del agua. No sucedió nada especial con las maduras tetonas, más que unas miradas que capte de la señora, cuando volvía mojado a mi toalla, nos cruzamos la mirada, nada más. Nada especial y subí sobre las nueve a casa.
Después de ducharme y vestirme, bajé a cenar algo, no me apetecía nada contundente y decidí tomar unos trozos de sepia y unos pescadillos en la Fría, una freiduría en los bajos del edificio. Al rato, los vi venir andando por la acera, ambos con vaqueros, el camisa azul clara y ella, con una camiseta de sisas granate, se veía que no llevaba sujetador, sus tetas se movían bastante al andar, su vaquero muy apretado, marcaba una cadera y unas piernas potentes. Es un tipo de mujer que me pone, una “mujer Fellini” , sobre todo a esa edad, que las maduras me volvían loco, eran objeto de mis sueños.
Creí que iban a pasear y sin embargo, buscaron una mesa, no había ninguna vacía en la terraza, el camarero, les indicó que podían pasar a la barra y esperar. Cuando el señor pasó a mi lado, le dije:
-Perdone, mi mesa es un grande, si quieren no me importa que se sienten en ese lado, prometo no molestar.
-Muchas gracias, -miro a su señora- ¿te apetece sentarte aquí? Indicando la otra parte de la mesa.
-No, que va, lo que no queremos es molestar. Dijo la madura gratis mirándome.
-Para nada, no es molestia alguna y les garantizo que será difícil que quede una mesa libre rápido la gente aprovecha para disfrutar la cena y la noche.
-Pues gracias hombre, ya vi que somos vecinos, soy José. Dijo acercando su mano.
-Encantado, mi nombre es Juan. Un placer conocerles. Dije dándole la mano, después de levantarme.
-Esta es Ana, mi esposa. La presentó.
Alargue mi mano y dije:
-Encantado de conocerla señora.
-Lo mismo digo, pero eso de señora es muy fuerte, jajajaj. Dijo riendo.
-Perdón, no quería ofender, lo hice por respeto. Dije y creo que algo sonrojado.
-No te preocupes, Ana es muy simpática y esta al quite de todo, jajajaj- Me tranquilizaron las palabras de su marido.
Al rato estábamos sentados y me preguntaron, si era gallego, afirmé, ellos de Gijón. Hablamos de mi estancia allí, se lo expliqué, les pareció curiosa mi actividad. Ellos, venían a celebrar su décimo aniversario de boda, su luna de miel había sido en el hotel Caballo Blanco, justo a la entrada de la avenida.
Estuvimos mucho rato charlando, hasta que sobre las doce, los tres paseamos por la playa, como amigos de toda la vida, hablando de todo, sobre todo de mis amigos asturianos que eran jugadores del filial del Gijón, por eso conocía bien la ciudad.
Volvimos a casa sobre las dos de la madrugada, sin nada especial que resaltar, salvo que cuando subíamos en el ascensor, me preguntaron si el Romerijo, seguía abierto, les encantaba. Afirmé, por supuesto eso permanece y ojala por miles de años, jajajaj. Me preguntaron si al día siguiente tendría que ir a Rota, era fin de semana y no tendría ocupación, estaría en la playa, luego en la piscina y vería que hacía. Sin más Jose dijo:
-Si te apetece, nos vamos a la playa y luego comes con nosotros, te invitamos.
-No por favor, yo para estar al sol, tiene que ser temprano, ya me quemé una vez y no quiero repetir, jajaja, después de las doce y media, el sol abrasa.
-Bueno, podemos ir sobre las diez y después venimos a la piscina, yo tampoco me quiero quemar, eso si ponerme morenita…Dijo Ana.
-Perfecto, por mi parte, quedamos aquí en el portal. A las diez. Dije.
Nos despedimos y no sucedió nada más especial, salvo que mi dormitorio y el suyo, solo estaban separados por una pared, y como sabéis la especulación las hace muy finas, al rato escuche, ruidos y como el cabecero, golpeaba. No tarde en oír los jadeos de Ana y la voz de José, pero no se entendía nada de lo que decía. Aquel rato de sexo de mis vecinos me puso como un toro y me hice una paja pensando en Ana, fue una paja de campeón, solté lo que no esta escrito.
Por la mañana del sábado, playa, comida en el Romerijo, tarde de piscina, ya había más confianza, estábamos sobre las toallas y me preguntó Ana:
-Juan ¿y tu novia, donde vive?.
-No tengo novia, salí con algunas chicas pero nada serio, la última relación fue con una chica de Gijón que conocí en Cimadevilla. Dije.
-Vaya, te gustan las asturianas, jajaja. Dijo Ana.
-Le gustan las mujeres, con su edad y su físico, que coño, le tienen que sobrar. Dijo José.
-Jajaja, es verdad, seré tonta, jajaja, le sobran seguro. Respondió Ana.
-Bueno estoy centrado en mi formación, termino mi formación en breve y estoy centrado. Dije.
Siguió la conversación, como tres amigos, cuando eran las nueve, subimos y para evitar estar en medio dije que no bajaría a cenar, prefería leer un poco. Les extrañó, pero respetaron mi decisión.
Sobre las once y media, llaman al timbre, abro la mirilla y veo a José al otro lado de la puerta. Abrí sin más.
-Hola José, ¿dime? Pregunté.
-Juan, podemos hablar un rato, por favor. Preguntó.
-Por supuesto pasa. Dije abriendo la puerta, caminamos al salón.
-Lo que te voy a comentar es sagrado, no te conozco bien, pero te veo formal y buen chico, sé que no lo entenderás pero te cuento, eso sí esto es discretísimo.
- Por favor, soy muy responsable y puedo entender cualquier situación, ¿en qué puedo ayudarte? Imaginé que habían tenido algún problema con las tarjetas o dinero, fue mi pensamiento.
-Mira te cuento, Ana y yo llevamos casados diez años, y siempre hablamos de hacer un trio con otro chico, nuestra idea era encontrar alguien aquí y ver como se daba la cosa, pero pensábamos hacerlo el último día o así. Ana, está en la mesa del restaurante ahí enfrente, le dije que venía a buscar una cosa a casa, pero en realidad, quería saber si te gustaría estar un rato con nosotros. Dijo.
-Bueno, yo lo que no quiero es molestar ni que haya incomodidades, por mi parte, se lo que es un trio, sé cómo hacer disfrutar a una chica, pero debéis tenerlo claro si nunca lo habéis hecho. Dije, mientras veía la cara de José.
-Bueno lo tenemos claro, pero ella o sabe que estoy hablando esto contigo. Dijo.
-Bueno pues lo habláis y cuando me digas, hablamos los tres. Dije.
-No, nuestra fantasía es otra, la idea es que Ana, estuviese en una zona tranquila, vestida muy sexy, sin bragas y que la recogiese esa persona en un coche, la llevase a un sitio al aire libre y la follase bien, yo iré en mi coche y quiero ver todo. Esto es lo que nos pone a los dos, ella quiere sentirse puta una noche. Dijo, poniéndose un poco colorado.
-Bueno, si consideras que soy la persona, por mi está bien, me dice el día y quedamos. Respondí.
-Hoy, hoy es buen día, ella se sorprenderá y eso me gusta más, al final del paseo marítimo hay una zona de arbustos altos, la eche una visual y podía ser buen sitio. Hacemos lo siguiente, la dejo en el principio de la calle, le digo que el chico, la recogerá y listo. No sabrá que res tú hasta que te vea, por cierto ayer cuando la follaba le dije, si le gustabas y me dijo que mucho, por lo tanto si quieres a las tres de la madrugada, la dejo allí, antes tomamos unas copas y tu estas atento. Comentó.
-Vale, yo paro a su lado y la mando subir, está claro, me fijaré en que nos sigues, vale a las tres estoy preparado.
Nos despedimos volando, él debía volver a la cena. Pasé un buen rato pensando en que cada cual tiene sus fantasías y si son aceptadas por ambos, porque no hacerlas realidad. Jamás juzgo a nadie, ni por unas ni otras decisiones, cada cual es dueño de sus decisiones.
A las dos treinta, recibí un mensaje:
“ Juan, ya está informada, nerviosa, le dije que el chico lo conocí a través de un anuncio y que la recogería a las tres en el principio de la calle, que estuviese tranquila que yo estaría pendiente en todo momento, que la seguiría en mi coche y estaría cerca mientras lo hacía, no me falles”
Mi respuesta:
“Genial, estaré a las tres menos cinco en el otro lado de la rotonda, junto a la gasolinera, estoy pendiente de cuando la vea, ya salgo, acércate bien para que compruebe que eres tú el que me sigue, hasta luego”
“Ok, estoy pendiente de ti, un abrazo”. Fue su contestación.
A la hora prevista con un cierto nerviosismo, coloque el coche, de tal forma que pudiese ver la esquina de la calle, no tardó un mercedes oscuro en parar a la otra orilla y bajar una mujer, se situó en la otra acera, con su bolso rojo colgado, esa era la señal. Encendí y muy despacio me dirigí a donde estaba la mujer. Pensé debo meterme en el papel, seguro que eso la pone más.
Estaba bastante oscura la esquina, la luz estaba como a treinta metros, ella estaba protegida por un seto. Con el coche encendido, paré delante de ella.
-Hola, guapa, me encantaría echarte un polvo si no cobras mucho. ¿Cuánto por follarte bien? Pregunté.
Su cara fue de sorpresa total, pero siguió el juego, quería sentirse puta una noche y tenía delante a su primer cliente.
-Caballero, son 50 euros, completo. Dijo.
-Acepto, sube al coche, nos vamos al descampado, hace una noche calurosa, estaremos bien. Contesté.
-Págueme o no subo. Dijo muy metida en el papel.
Metí mano al bolsillo y saque dinero, le di el billete de 50 que pidió, se lo metió en el bolso y subió al coche. Era la primera vez para mí que debía hacer ese papel, pero me agradaba la idea de follarme aquella tremenda hembra. Vestía un top negro, sin sujetador, minifalda y unas medias de malla negras con zapatos de tacón.
-Chúpamela, venga, ya pagué. Venga. Ordené mientras circulaba muy despacio por la avenida, después de comprobar que me seguía el mercedes.
Abrí la cremallera del pantalón y salió la polla como un ariete mirando al cielo, estaba embaladísimo, porque llevaba rato imaginando la situación y como le iba a follar, para su gozo y satisfacción del marido.
- Vaya polla tienes jovencito, es enorme, guapo. Dijo, mientras la agarraba con fuerza, se puso de rodillas en el asiento y metió la cabeza entre el volante y mi cuerpo.
- Si es grande y gorda, te la voy a clavar para que goces…Respondí.
No hubo más palabras, comencé a sentir la lengua caliente en mi capullo, lamiendo de abajo arriba parándose en el delta frenular (zona del frenillo), me estaba produciendo un gustazo la perra. Al rato metía el capullo entre los labios y le daba toques con la lengua, una maestra, me estaba encantando el comienzo.
Circulaba despacio sin perder de vista al coche de José, que se veía hacerse realidad su fantasía, eso produce una carga de adrenalina, tremenda. Siguió comiendo la polla muy lentamente, la masajeaba de arriba abajo una y otra vez.
-Chupa, chupa perra que te pague para eso, venga. Ordené mientras mi mano derecha buscaba el coño. No tardé en percatarme que la muy puta, no tenía las bragas puestas, uffff, me dio un subidón, busque la entrada del coño con los dedos, nada más entrar comprobé la calentura de la hembra que iba a follar con permiso de su marido, o previo pago, era mi duda. (Hay mucho hipócrita y aún me falta escuchar, de la boca de un hombre que pagó por sexo, por lo visto nadie lo hizo, vaya, vaya.)
Seguía sintiendo la lengua y los labios en mi capullo, estaba soltando los primeros flujos seminales, ella se afanaba en limpiarlos, mis dedos, no dejaban de meterse en el coño.
Nada más llegar al final de paseo marítimo, giré a la derecha para adentrarme en una explanada sin asfaltar con muchos arbustos, coloque el coche en ángulo, al rato, vi las luces del coche de José que cerraba el triángulo y buscaba la mejor visión. Ana seguía chupando y lamiendo mis jugos sin preocuparse de nada.
Apagué el coche, las luces y la maniobra de José, a nuestra derecha era idéntica, esperé un rato, metiendo los dedos en el coño y hablándole, mientras ella chupaba.
-Chupa, chupa, venga perra chupa, que esa es tu obligación. Dije.
Estaba incómodo en aquella posición y además quería que José viese a su mujer mamando mi polla bien empalmada. Bajamos del coche, José siguió sentado en el suyo. Me apoyé en la puerta por la que salió Ana y bajé de todo mi pantalón y mi slip, para dejar la polla libre, estaba empalmado y la polla casi vertical, una pasada. Le dije:
-Ponte de rodillas y chúpamela, venga. Se agachó y metió de nuevo parte del capullo en la boca, siguió con lamidas y chupetones intensos, me encantaba lo que me hacía en la polla. La vista era perfecta para su marido, estaba viendo a su esposa con mi rabo en la boca.
Agarré su cabeza para que tragase y follarle la boca, entraba buen trozo, le dieron arcadas un par de veces, pero su lengua no dejaba de frotar mi capullo mientras sus labios lo apretaban una y otra vez, me gustaba la mamada.
Dejé que chupase un buen rato, que saborease mi polla, mis jugos seminales que ya asomaban de lo caliente que estaba. La iba a tratar como a una puta, no la besaría en ningún momento.
Cuando consideré que ya estaba bien, aparté su cabeza y le dijo:
-Ven zorra, ponte a cuatro patas, apóyate aquí. Señale la aleta delantera derecha del coche. Cuando estaba de pie, le baje el top y saltaron fuera dos tetones de campeonato, duros, con los pezones como dos pitones de un miura, increíble, vaya par de tetas tenía la tía, para una cubana en toda regla.
Apoyó su estómago sobre la aleta, mientras me colocaba el condón, levanté su minifalda y pude observar su culo prieto y sus largas piernas, con unas medias negras de malla que me vuelven loco, al segundo estaba buscando la entrada del coño de Eva, mi puta, la tía que me estaba follando como una puta en presencia de su marido. Increíble que caderas, que cuerpo, ufffff.
-Te la voy a clavar hasta los huevos, te voy a reventar, vaaa. Dije, mientras empujaba.
-Si, clávame la polla, soy tu putita, agggg, despacio. Respondió y se quejó.
-No te quejes, te pague para follarte y te voy a reventar. Dije.
-Siiii, asíiii, agggg. Dijo, mientras mi capullo entraba en el enorme coño de Eva, mientras su marido veía perfectamente mi polla taladrar el coño de su mujer.